¿Cómo saber el grado de dependencia de un adulto mayor?
- ijamileth
- 29 jun 2022
- 2 Min. de lectura
Para poder hablar de las valoraciones que se tienen en cuenta al calcular el Grado de Dependencia del Adulto Mayor, es importante entender que éste se da por el estado funcional del anciano. Recordemos que la limitación en la movilidad o el valerse por si mismo tiene su origen en las alteraciones físicas, sociales o mentales.

Para este post nos basaremos en la definición de la funcionalidad dada por Doctor Iñaki Martín Lesende, especialista en Medicina Familiar y Comunitaria, quien en su libro: Escalas y pruebas de valoración funcional y cognitiva en el mayor nos dice que es la “característica por la que una persona se maneja y desenvuelve de manera autónoma para diferentes actividades, desde las más elementales y en el entorno más inmediato (por ejemplo, en su propio domicilio), a las más complejas realizadas en la comunidad”.
Dentro de la funcionalidad se puede distinguir 3 tipos:
Actividades Básicas de la Vida Diaria (ABVD)
Son aquellas actividades que engloban aquellas actividades orientadas al autocuidado: bañarse, vestirse, alimentarse, ir al baño, moverse de la silla al baño…
Actividades Instrumentales de la Vida Diaria (AIVD)
Incluye todas aquellas actividades necesarias para poder vivir de forma independiente en la comunidad. Están orientadas a la relación con el entorno que le rodea. Es decir que pueda realizar:
Labores domésticas: preparación de la comida, lavado de ropa y limpieza, mantenimiento del hogar…
Uso del transporte público y hacer la compra.
Actividades cognoscitivas: manejo económico, utilización del teléfono, TV…
Actividades Avanzadas de la Vida Diaria (AAVD)
Son actividades relacionadas con la ocupación en el tiempo libre, prácticas religiosas y su oficio profesional. No se consideran indispensables para poder mantener una vida independiente.
El principal objetivo a la hora de realizar una valoración funcional, es identificar cuáles son las necesidades de la persona, para así, poder diseñar un plan individualizado, con el fin de realizar terapias o rehabilitaciones que permitan conservar en todo momento el grado más alto de su funcionalidad y, por ende, mantener la mejor calidad de vida posible.
Las escalas de valoración no son un diagnóstico por sí mismas, pero sirven para complementar otras valoraciones no solo funcionales, sino también psicológicas e incluso sociales, permitiendo poder actuar directamente sobre el problema. Siempre es recomendable consultar al médico geriatra para que este nos de el diagnostico real.
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